domingo, 6 de septiembre de 2020

Sector el Campo Fue Oscar Toro

 Por: Alfredo Fernandez


Hay maestros que en sus estudiantes; marcan una vida, otros marcan algunas vidas y otros que marcan la vida de todos.  Hace unos días me entere que paso al retiro uno de los más grandes amigos, mi querido maestro Don Manuel Oscar Toro Segura; mi tío. No pude estar en el último aniversario que presidio como director y maestro, cuanto hubiese querido estar allí para poder decirle estas palabras; pero aquí estoy, escribiendo para mi blog y espero que logre leerlo.

Puse el título “Sector el Campo fue Oscar Toro”, recordando mi paso de dos años por aquella institución Gloriosa que me cobijo, y sobre todo en lo que se resumió mi paso por allí fueron varios maestros. Pero sin duda que uno marco mi etapa como estudiante, un maestro confió en mí y me regalo más que su confianza; su amistad.

El tío Oscar; así lo llamaba. Era de aquellos maestros más queridos en el aula, siempre veía en mis compañeros que decían que era el mejor, el más carismático. Y eso ha marcado casi en todos los ex alumnos que lo recordamos con tanto cariño o quizá todos los que lo tuvimos en frente en las aulas tengamos esa impresión de él.

Ha pasado los años y aún lo recuerdo, recuerdo sus sermones en horas de clase, sus largas y extendidas argumentaciones de las obras literarias, y que siempre me preguntaba si la había leído. Que grandes momentos, sin duda. Las lágrimas se me caen de recordarlo.


Mientras escribía esto recordaba a la frase de Albert Einstein que decía que “El Arte supremo del maestro consiste en despertar el goce  de la expresión creativa y del conocimiento”; sin duda que no pudo elegir otra mejor vocación que la de ser maestro; lo llevaba en su sangre; con un gran temple y una admirable paciencia poco visto, nunca te veíamos molesto, siempre cuando quería solucionara algo, nos recordabas que la mejor arma era el dialogo. Es impresionante su vocación de servir y educar con amor a cada alumno. Tío te he echado de menos desde que salí de esas benditas aulas, y nunca tuve el valor de decirte gracias por tu cariño y tu paciencia, por hacer de esta carrera un brillante estilo de vida. Nunca olvidare tu frase un día cuando te visite a tu oficina que me dijiste “Eras un inteligente, pero un poco irresponsable” no sabe cuánto quisiera volver el tiempo maestro de estar en las aulas y explotar eso que usted decía que tenía “Inteligencia”. La fase de Einstein cae a pelo en su larga carrera; usted ha despertado muchas vocaciones y sobretodo con un goce de la expresión creativa y con mucho conocimiento.

Recuerdo con cariño nuestras charlas sobre la literatura, eran momentos mágicos. De verdad maestro Gracias.  Y sin duda tenía razón Henri Adams en decir que: “El maestro deja una huella para la eternidad, nunca puede decir cuando se detiene su influencia”. Esa huella que ha dejado en cada uno de nosotros que un día le hicimos renegar, una huella que nunca se detiene y sigue guiando nuestros senderos.

No solo ha sido admirado en la comunidad estudiantil, también ha sido un ejemplo de ciudadano. Gracias por ser una gran persona, un gran maestro, un gran profesional. Su tarea y dedicación a mejorar las vidas jóvenes ha sido inspiradora, siempre vivirá en cada corazón de las personas que le debemos gratitud al noble maestro, padre y amigo que tuvimos en nuestras aulas. Fue un privilegio haber sido su alumno. Le quiero mucho, espero que disfrute de su linda familia.

 

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